El domingo 27 de Enero, a las cinco y media, en el local La Taifa, tuvo lugar la primera
tertulia de Té y Filosofía, iniciativa promovida por Ciudad Filosofía con la
finalidad de llevar la reflexión filosófica a la ciudadanía o, más bien,
encontrarla allí. Un grupo bastante nutrido y heterogéneo de personas (muchos
jóvenes, pero también bastantes menos jóvenes, hablando en calidad de iguales) le
dimos vueltas a la pregunta que nos congregaba: ¿sirve el conocimiento para
algo?, ¿son, por ejemplo, más felices los ignorantes, los que no se preguntan?
El ambiente fue muy amistoso, y el diálogo, auténtico diálogo: había
argumentos, preguntas, intuiciones, poesía, pasión…: pensamiento.
Fueron muchos los aspectos del asunto que se abordaron. Sin pretender
seguir un orden cronológico ni exhaustivo, recordamos que se discutió, por
ejemplo, de si una búsqueda o investigación de qué somos y cómo son las cosas,
nos garantiza una mayor felicidad o más bien lo contrario. Había “pesimistas”
que creían que, aunque resulte apasionante adentrarse en pensamientos que van
más allá de lo rutinario y ya sabido, es un camino que seguramente no lleve a
un estado de mayor satisfacción, porque tal vez nunca encontraremos las
respuestas. Otros, en cambio, pensaban que, gracias, por ejemplo, al estudio de
la filosofía, su vida era más densa y feliz. Estuvo muy presente el
existencialismo, que nos ve “condenados a ser libres”, lo cual, por un lado,
nos hace “especiales”, destinados a un proyecto completamente indeterminado y
propio, pero por otra parte quizás nos aboca, al final del trayecto, a un vacío
sin esperanzas. En otros términos, se discutió qué relación hay entre nuestra
naturaleza cultural y la naturaleza natural que mediante la cultura
abandonamos, al menos en parte.
Se planteó también si la felicidad era un objetivo al que
habría que subordinar todos los demás. Algunos pensaban que no, porque no
estaría justificada una felicidad que dependiese de una vida inconsciente, o de
una vida basada en injusticias (por ejemplo, el trabajo esclavo de otras
personas). Deberíamos, decían algunos tertulianos, ser conscientes de lo que
pasa, y no vivir una felicidad ficticia, manipulada, programada. Menos gente
abogó por que la felicidad, si era verdadera felicidad, justificaba cualquier
medio para conseguirla.
Otros sugerían que seguramente es imposible ser feliz sin
ser libre y consciente. ¿Eran felices las mujeres cuando carecían y donde
carecen de casi cualquier derecho civil? ¿Lo son los ciudadanos en una
situación sociopolítica deficitaria en democracia y derechos? Quizás saben que
se podría ser más felices de lo que son, pero, o bien no conocen los recursos
para conseguirlo o bien creen que la apuesta es demasiado arriesgada y
prefieren someterse a lo malo conocido. En relación con esto, varios asistentes
reivindicaron la necesidad de definir la felicidad, y de entenderla de una
manera más plena u “holística” que un cúmulo de satisfacciones puntuales e
inconexas.
Se discutió, también, qué relación creemos que hay entre la
capacidad emocional y la racional: ¿puede, una persona con deficiencia
cognitiva, sentir emociones tan intensas y complejas como las que puede sentir
un genio, o bien la capacidad para sentir ciertas emociones va necesariamente
unida a la capacidad para cierto nivel de consciencia cognitiva? En el límite:
¿puede un ser inconsciente (cognitivamente inconsciente) ser feliz? También
acerca de estas preguntas hubo amistosa disensión.
En lo que todos o casi todos estuvimos de acuerdo fue en que
asistir a aquella tertulia de unas dos horas y media que parecieron unos
minutos, nos había hecho más felices y quizás algo más conscientes. Así que creímos
que sería buena idea repetir esto de vez en cuando, sin un calendario preciso
pero con asiduidad. Los asistentes pueden sugerir los temas de las próximas
tertulias de Té y Filosofía dirigiéndose a nuestra página web. Se animó,
también, a llevar este tipo de eventos a otras ciudades.
Yo propongo un tema de debate para la próxima vez que quedemos:
ResponderEliminar¿Se puede ser feliz siendo esclavo?
¿Puede ser feliz un drogodependiente, un consumista obsesivo, etc.?
Muy bien, lo tendremos en cuenta. Muchas gracias
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