por Gonzalo Trespaderne (publicado originalmente el 19/01/13 en http://ciudadanogonzalo.blogspot.com.es/)
El
pasado día 14 de enero, José Ignacio Wert, tuvo que suspender en Sevilla la
conferencia que iba a impartir sobre “La educación en el siglo XXI”, debido a
los gritos y abucheos que recibió durante más de veinte minutos por parte de un
centenar de personas. Después, en declaraciones a los
periodistas, calificó el acto de "ejercicio de fascismo”, y agregó que
este hecho evidencia que urge una reforma educativa en España, resaltando la
conveniencia de "aprender a discutir civilizada y educadamente, que
sepamos entender que incluso las opiniones del adversario pueden tener
una parte de verdad". Bien, pues le voy a dar la razón en esto último al
Señor Ministro: en que es necesario que desde la infancia se aprenda a respetar
a quien tenemos enfrente, aunque sus ideas sean distintas, a practicar la
tolerancia, a solucionar las diferencias mediante el diálogo. Hasta ahora, la
materia que más hacía hincapié en este tipo de instrucción dentro de la
enseñanza obligatoria era la de Educación para la ciudadanía. Lo que, a partir
de aquí, se convierte en una contradicción supina, o una tremenda falta de
planificación es que, antes incluso de aprobarse la orden de 9 de enero que
comprende esas modificaciones, El Ministro haya anunciado que va a eliminarla.
Si, además, refuerza la asignatura de Religión católica (como garante de la
educación en valores), y lo hace tras mantener reuniones en privado con los
obispos y sin discutirlo con otras formaciones políticas, consejerías de
educación o expertos en educación, entonces, yo no le llamaré “fascista” (porque
el fascismo es más otra cosa: una ideología que acabó con la vida de muchas
personas en un pasado que aún no está suficientemente lejano), pero sí autoritario,
revanchista y doctrinario. Y que piense el Ministro que si lo de Sevilla se
suma a unos cuantos recibimientos “poco afables” que ha tenido en los últimos
meses allí donde ha ido a presentar su
reforma del modelo educativo (consultar hemeroteca), si es el miembro del Ejecutivo peor valorado y
tiene a la inmensa mayoría de las
personas que nos dedicamos a la enseñanza indignadas, probablemente también él,
como dirigente político, tenga que reformarse.
No “crecerse al castigo”, como dijo que le gustaba hacer. Que es un
representante del pueblo. Que la cartera que maneja requiere mucho talento, poca visceralidad y ninguna soberbia. Que
quien siembra vientos…
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